danza



Se ve tanto al caminar, que sorprende. Sorprende que lo que parece ser no sea. Un simple cardo de apariencia seca, ¿no posee una configuración que destella? ¿No hay una armonía en él que te impide apartar los ojos? ¿No reproduce movimientos de danza que hacen vibrar la inanidad de tu bagaje? Es el asombro lo que nos espera cuando buscamos. Quien se queda circunscrito a los escasos metros que acogen sus pies no puede ver más allá de lo que el giro de su cuerpo le permite. Pero lo importante no es recorrer mucho trecho, sino observarlo con larga mirada y, sobre todo, sentirlo. Las sensaciones son conciencia. Quien no siente no disfruta, ni sabe, ni se percibe haciéndose. El horizonte puede ser difuso. Mas para arroparnos están los márgenes, se vistan de fronda o de ribazo. Y la consistencia del suelo. Donde nuestro pisar arrebata sin saberlo la calidez de las profundidades.