en fila



Sentarse a la orilla. Contemplar la sencillez. Abandonarse al vacío aparente. Ignorar por un tiempo impreciso la dirección de las cosas. Dejar de lado lo premeditado. Escribir sobre el agua palabras que llegan, no palabras que se van. Dibujar trazos escasamente duraderos, pero que se graban. Contar los círculos que cada gota o cada guijarro registran con sus compás secretos. Embobarse con la fascinación del agua que no cesa en su peregrinar. Mirarse en el espejo opaco del pasado y conjurarlo. Tomar carrera sin mover una pestaña. Soñar lo incierto y desear lo probable. Impulsar la resurrección. No temer.