irrenunciable



Entre la ladera y el cercado hay un pasillo sugerido. La tentación de saltar la valla o de escalar la pendiente es fuerte. ¿Por dónde llegar primero? La senda parece cómoda y luminosa, pero ¿afianza la seguridad? La arboleda protege del calor mas, ¿no puede estar ocultando a los salteadores? El ramaje de los bordes se muestra bello en su exuberancia a los ojos del caminante. ¿Se deslizan entre sus hierbas las serpientes? El talud que apetece sobrepasar, ¿no estará unos pasos más allá encubriendo un abismo? Y aquel campo de flores tentadoras tras el vallado, que parece abrirse a un llano de esperanzas, ¿no camuflará la madriguera de bestias espantosas? Cada paso es una encrucijada. Cada mirada, una incitación. Cada apetencia, una elección arriesgada.