vínculo



El día es un espacio poblado de sorpresa. Lo habitual puede ser nuevo. La actividad que alienta la naturaleza es construcción. Lo inadvertido antes puede ser mirada desbordada. Lo aparentemente pacífico desborda acción enérgica. No debes preguntarte, al menos en primera instancia, por todo lo que ves. Sí debes disfrutar de lo que se despliega ante ti. De los coloquios íntimos entre una flor y una abeja, por ejemplo. Un mundo te llevará a otro. La galanura de unas campanillas salpicadas de pequeñas gotas sanguinas te perturba. El afán del insecto en su acrobacia te empequeñece. Un tercer mundo se genera ante tus ojos. Un necesitarse mutuamente. Una entrega consentida. Un vínculo que les nutre.