defección



El cielo vigila. La tierra procura. Los hombres laboran. Dime dónde está entonces el secreto de que los hombres no puedan a veces nutrirse con los frutos del suelo. Puesto que se conocen las artes y se van entendiendo los ciclos, dime cómo es posible la traición. Qué persona de esa trinidad imprescindible despecha a alguna de las otras dos. De dónde viene el fracaso de la armonía deseada. Hago esta plegaria mientras abandono el territorio de los campos secos y envidio aquellas tierras donde hay sobrante y demasía.

(De esta manera clama aturdido y enojado el caminante que lo va viendo todo a través de la crónica del tránsito)